La jornada que cierra la semana, al menos para la mayoría de los mortales, ha estado cargada de reuniones. Entre ellas me gustaría destacar a dos mujeres con las que he tenido la fortuna de conversar agradablemente; ellas son Concepció Sugrañes y Eli Urpí.
Eli es una joven promesa en el diseño de la moda, aunque por lo que he podido ver de su trabajo, es una persona más que consolidada en su sector. Sus diseños emanan personalidad propia y son perfectamente identificables. Algo que valoro mucho, precisamente en un momento en que la customización y personalización de los productos está tan en auge, que finalmente se consigue el objetivo contrario, que parezca que todo esté seriado.
Gracias a Olga de Sandoval, conocí a Eli Urpí y le ofrecimos participar en la cuarta edición de la Bicicletada Modernista. Hoy me he reunido con ella y su chico para presentarles la imagen gráfica de la Bicicletada y exponerles cómo se desarrollará la logística y la dinámica del evento. Intentamos cuidar el más mínimo detalle para que esta edición sea todo un éxito; es más, me siento afortunado de contar con gente que se implique en el proyecto e intente dar las mejores soluciones posibles.

Por un momento te paras a pensar y te das cuenta de que muy por encima de cualquier empresa o institución, está el capital humano que hace que, efectivamente, todo funcione, y no son ni siquiera los cargos que puedan ostentar, si no simplemente las personas las que con humildad, profesionalidad, entusiasmo y entrega hacen que todo aquello imaginable sea posible.
Igual que sucedió con mi primer ironman, me he dado cuenta de que cualquier éxito, cualquier meta conseguida son fruto del trabajo de un equipo. En el ironman me enfrentaba yo sólo a un reto de resistencia, pero detrás tenía el apoyo de mi familia, con Magda sufriendo minuto a minuto, y mis amigos que me dieron ánimos y energía para llegar al final, entre los que quiero destacar a Albert, que vino expresamente a animarme cuando estaba encarando los últimos km del maratón. Pero sin Dorte, que cuidó al detalle mi nutrición, y sin David que me machacó las piernas para que resistieran todo lo que les eché y más, seguramente no lo habría conseguido.
A día de hoy, son muchas las personas que me han demostrado que puedo contar con ellas para lo que necesite, y ellas saben que no voy a pedir más de lo que puedan ofrecerme. Me refiero a Jordi, Inma, Sonia y Lluís, Carme y Eli, Miquel, Marc y Meritxell, Juan Miguel, Juan Miguel, Ángel y Vicente, Silvia y Ruth, Ricard, Albert, Anna, Antonio, Cristina, David, Maria, Patry, Sergi y Sonia, María y Germán, Eli y Nacho, Albert, Alberto, Magda, Omar y Pedro Javier. Cada una de ellas habrá hecho posible que este pequeño proyecto sea un enorme éxito.
El denominador común de estos encuentros es el Modernismo, aunque con Concepció Sugrañes he hablado de otros temas. Con 94 lucidísimas primaveras (yo le hubiera echado unos 70 años), es la hija menor de Domènech Sugrañes, quien se formó bajo la tutela de Antoni Gaudí y continuó con el proyecto del Templo de la Sagrada Familia cuando el universal arquitecto falleció en trágicas circunstancias. La señora Conxita me ha explicado cómo su padre llegó a la ciudad condal, sus aficiones y sus rutinas. Hemos estado analizando una de las obras que diseñó Sugrañes y presentaremos próximamente en el Museu del Modernisme Català, que tiene una fuerte influencia gaudiniana y de la ciudad de Reus. También me ha explicado cómo su padre fue una de las tantas víctimas incruentas que dejó la Guerra Civil, y otras tantísimas anécdotas que me han ayudado comprender a la persona y al arquitecto.
En menos de 3 semanas, en la presentación de la nueva colección 2014 lo explicaré con detalle. Lo curioso es que sin estar directamente implicada, la Editorial Thomas tiene bastante que ver con las obras que presentaremos próximamente…

